Ojalá el mundial lo gane Cabo Verde

22 de mayo de 2006

El Mundial de Fútbol Alemania 2006 todavía no ha empezado y ya no puedo esperar a que se termine. Desearía que lo ganara Cabo Verde, Ghana, Serbia, las Islas Sandwich, o algún otro país raro para que todo el mundo se decepcione, no haya alegría y nadie celebre. 

Ningún otro evento en el mundo realza más la estupidez de alguien que un Mundial. En Sudamérica, la mayoría enloquece y hace un retroceso evolutivo navegando a través de sus remotas raíces orangutanas: de ahí a que cualquiera sea capaz de arrancarse los pelos de las piernas cuando se pone a sudar el culo sentado en una silla frente a un televisor para ver un partido "importante".

Felicidades a tu equipo por ganar el Mundial otra vez: mañana cuando te despiertes vas a seguir siendo un pelele muerto de hambre que vive en un país tercer mundista.

Cuando le preguntas a un fanático del fútbol por qué le gusta tanto ese deporte (un experimento que le recomiendo hacer a cualquiera) lo más seguro es que te des cuenta que no puede explicártelo. 

Se te va a quedar viendo con los ojos hinchados, los cachetes le van a temblar... poco después pasará a poner la cara de un perfecto estúpido, y mientras describimos los rasgos faciales, echemos un vistazo a lo que sucede en el cerebro: no es capaz de encontrar verbos ni adjetivos que consigan oxigenar la respuesta que se genera entre sus modestos sesos por la sencilla razón de que tal respuesta no existe, y porque es difícil encontrar algo (cualquier cosa) para lo inocuo: sencillamente le "encanta" el fútbol, un deporte que seguramente no sabe jugar sin hacer el ridículo agitando sus tetas peludas y sudorosas en una cancha mientras le pega gritos a todo el mundo. 

Al final, en muchos casos, todo se debe a que el gusto por el fútbol es una conducta aprendida: no es que le "f a s c i n e", es que desde pequeño ve que los demás lo ven y, para ser socialmente aceptable, intenta encajar ingresando en las charlas más cretinas que puedan haber, donde el que más sabe es el que mejor sepa disfrazar un comentario que no tiene más ciencia ni profundidad que esto:

"Brasil va a ganar porque es Brasil

"Alemania va a ganar porque es la casa" 

"Fulanito de tal juega demasiado bien y por lo tanto van a ganar porque el equipo X juega con Fulanito de tal

"¡Cuidado! ¡Holanda juega hoy!" (País que no pinta una mierda en ningún Mundial desde hace décadas, pero es el aupado por excelencia, no porque sean tan siquiera candidatos a ganar la copa, sino porque ya es algo tradicional)

Y un sinfín de pendejadas genéricas más, disfrazadas con una aparatosa verborrea que no sólo es una pérdida de tiempo, sino que además seguramente no es en lo absoluta parecida a lo que los profesionales de verdad hablan entre sí en los clubes grandes. 

No es que yo suela comer con los ojos, sino que cuando ves la escena, te das cuenta de que no puedes esperar más de un hincha ignorante, estúpido, inútil, con un aspecto echado al abandono, y sin ínfulas de superación en la vida. 

Cuando están reunidos gritan frases idénticas vez tras vez con tanta frecuencia que quien los oye de lejos puede reconocerlos como si todos fueran hechos en una fábrica. 

Es el prototipo de persona que todavía no se pone triste cada vez que ve siquiera una mujer bien vestida porque todavía no ha reflexionado lo triste que es que alguien como él jamás podría llegar a aspirar a tanto del sexo opuesto. 

Son la misma ralea que luego tiene los cojones de quejarse de sus políticos, cuando en realidad ellos no tienen la culpa de ser lo corruptos que son porque, ante un pueblo así, a uno, que es rico y poderoso, le es demasiado tentador no reírse, no bajarse la bragueta, y no metérsela al pueblo a gusto, (no sólo al hincha en sí, sino a su madre también)... al fin y al cabo, con ese hijo tan basura, no hay quien la defienda. 

Es en serio: a los políticos no tiene que afectarles ni impedirles moralmente tratar mal a un pueblo que es capaz de gastar una fortuna en, por ejemplo, un álbum de fútbol.

No necesariamente tiene que ser un político el que se la meta a gusto al pueblo... ellos también suelen hacerlo.

Cosa diseñada cuidadosamente para que sea imposible de llenar, y la gente gaste enormes cantidades de capital para tener un libro con hojas baratas que les cuesta sólo céntimos imprimir a la editorial, y que contiene las fotos de una bola de cretinos millonarios que se pintan el pelo y a menudo son analfabetas.

¿Tú pagas por tener su cara pegada en una hoja de papel?

Ronaldinho

Los peores son los que apoyan a rabiar equipos que ni siquiera son de su país. Si hay algo que tengo que reconocerle a Ronaldo, fue haber hecho aquel comentario en el que dijo -con el poco tacto que lo caracteriza- que los venezolanos son un caso bastante patético (lo que seguramente no les impedirá volver a ir por Brasil en el nuevo Mundial, está demostrado que a los venezolanos les encanta que los pateen).

¿Por qué golpear un aburrido saco de tela? Pégale a un venezolano.

Y a la final, nada cambia: es la misma rutina, el mismo juego, el mismo narrador que no sabe cuando retirarse y que todavía se mantiene a duras penas por una sola cosa graciosa que dijo hace ya más de diez años. 

Son gente como los fanáticos del fútbol los que no contribuyen al progreso de un país, es por eso que hoy mismo me dispuse a enviarle un mail al gobierno del presidente Lula da Silva, en Brasil, para sugerirles un plan super duper formidable inventado por mí que hará que el país ascienda hasta los rangos del primer mundo tan pronto termine el mundial.

PASO 1: comprar 40 toneladas de barriles con gas venenoso

(Porque los tiempos pasan, pero las ideas quedan)


PASO 2: Comprar muchos globos gigantes y meter el gas venenoso adentro


PASO 3: Soltar el gas en la celebración de la victoria del Mundial


Yo sé que la idea original es del Guasón, no mía, pero al menos estoy intentando perfeccionarla para fines más modestos.

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